Me enveneno.
Me enveneno solo de tu imagen,
de ese alcohol maldito
de las dos de la mañana.
Recados, decisiones inconscientes
en otra discoteca descuidada.
No sé cómo, pero lo conseguí,
estoy ahí, a tu lado sin estarlo.
Letras que ahora no logro escuchar,
el roce de mis yemas en tu piel.
Valor, instante predestinado a ser,
un simple mensaje que se oculta
entre la mera confusión.
Palabras, palabras que dicen todo,
palabras que no dicen nada.
Mis nervios se enredan con tus nervios,
tropiezo con tus labios.
Qué jodidamente maravilloso,
quiero desgastarlos,
quiero apurarte hasta el último instante.
No eres un sueño, eres real,
pero mi mente dibuja notas
que bullen cerca del miedo.
Da igual.
Me quedo, te quedas.
Ahora sí,
envenéname con tu presencia.
(E.M.A)
UN ENVENANAMIENTO HECHO REALIDAD.
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