Duele… últimamente duele todo. Todo. El destino cobrando su deuda lentamente, esas conversaciones llenas de espinas, el viento haciéndonos perder el equilibrio, vacíos llenos con miradas perdidas. Los días pasan. Madrid se va escondiendo entre nuestros recuerdos. Vamos cimentamos una vida llena de vestigios, y aún así… cuánto pensamiento con voz propia. Duele. No puedo…
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El canto de ella
Y allí estaba ella, a pocos metros de mí. Respiré en la premisa del dolor. Pude acercarme a decirle muchas cosas. A decirle lo especial que siempre fue ver el mar a través de sus ojos o decirle cuán distinto es el calor que no viene de su piel.Que todos mis principios siempre acaban olvidados…
Novena carta a ella
Una pregunta que no es pregunta en mi mente, la misma respuesta varias veces. Y nace, nace esa esperanza teñida de futuro, de nuestro futuro. Una tal Lola es testigo de ser tuya, mejor dicho… mi ser se ha vuelto tuyo. Quedadas, mensajes, reproches, pelis eternas, danzas en la cama, besos, discusiones no completas… Silencios……
A ti
A ti. A ti tengo algo que decirte, a ti tengo algo que rogarte… Quédate en casa. Se una posibilidad menos de aquel que no tiene fuerzas para conseguirlo. De aquel cuyo relieve de la experiencia se puede ver en sus manos. De aquel que le tiembla sus fibras al respirar. De aquel cuyo corazón…
Octava carta a ella
Me encanta sentir el trazo de tu figura en la desnuda rutina iluminada de bombillas. No lo admitiré, pero soy adicta a esa huella que me dejas. Cada segundo, cada día, me quedo anclada en tus labios, me quedo anclada en tu mirada. Necesito decirte que te extraño, aun en el refugio de mis brazos,…
Tres mil latidos y doscientos litros de sangre
Si pudiera ser la misma en dos mitades, amor, te vestiría con el mismo nerviosismo con el que me dejas desnudarte, limaría mis errores para que el tropiezo fuera suave y sería a la vez precipicio e impulso de todos tus miedos y sueños. (Elvira Sastre)
En un banco perdido
Y rezas… Y rezas para que el alcohol acabe filtrándose hasta el fondo y se convierta en tu mejor anestesia… Y entonces lo contemplas y cierras los ojos. Recuerdas lo que te hizo comprarlo. Recuerdas esa sensación de tu corazón galopando, tal vez repleto de todo lo que querías trasmitir. Recuerdas cuántas veces lo tuviste…
Siempre…
Puf… ¿Por dónde empezar? Empezaré por el principio…. Eres libre, soy libre. Somos cómplices de esta pura realidad. Sin embargo, desearé robarte tus quimeras en esas noches donde no me necesites y querré deslizarme en tus mañanas provocando los motivos de tu sonrisa… Desearé grabar mariposas en tu estómago y encender con ardor ese brillo…
Sexta carta a ella
Simplemente nosotras, aquí estamos, como nunca pensé que estaríamos. Tú con el miedo de enseñarme el pasado trazado en tu piel, yo con las ganas de besarte tus temblores, de naufragar con besos por el mar de tus cicatrices. Y aquí estamos, desnudas en la voracidad de nuestro ser. Sigilo. Mero sigilo. Un roce con…
Quinta carta a ella
Todo ha cambiado. La sensación de nuestras vidas colisionando, el huracán de sentimientos que golpean mi estómago como el comienzo de una partida de billar. Me nublas, me enfadas, me desarmas, me vuelves loca… Todo ha cambiado. Tus besos quedan presos en los labios de mi tortura. Tu imagen, inamovible en cada uno de mis…